viernes, 23 de diciembre de 2011

'Route Irish', una historia de amistad, lealtad y corrupción



La última cinta de Ken Loach trata de amistad, lealtad y de los abusos cometidos en la guerra de Iraq con absoluta pasión y brutalidad, un peliculón que fue nominado en 2010 a la Palma de Oro en el festival de cine de Cannes.

Frankie -John Bishop- y Fergus -Mark Womack-  se conocen en 1976 en su primer día de colegio en Liverpool y a partir de entonces se hacen inseparables. Cuando Frankie muere en una emboscada en la Route Irish, la carretera que une el aeropuerto de Bagdad con la zona verde y que es la más peligrosa del mundo, su amigo Fergus, ex-soldado de las fuerzas especiales británicas SAS (Servicio Aéreo Especial), no se conforma con la versión oficial que la empresa subcontratada por el ejército le da a la familia. No cree que su amigo muriera por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado y comienza a investigar por su cuenta.

Fergus -Mark Womack-

La investigación nos va revelando cómo era su amistad, sus vidas y sus deseos a la vez que expone la crudeza de la guerra de Iraq y la corrupción que la rodeaba. 

Tras la muerte de Frankie sólo Rachel -Andrea Lowe-, su compañera, comprende la profundidad de la pena de Fergus y el peligro de su furia. A medida que Fergus intenta descubrir lo que le pasó a su amigo, él y Rachel se sienten cada vez más unidos. 


Imagen del funeral de Frankie en la que aparece Rachel -Andrea Lowe-

'Route Irish' también trata la privatización de la guerra y la irrupción de las empresas subcontratas de servicios militares, pues es Fergus quien tras darse de baja en el ejército convence a Frankie para que se una a su equipo privado de escolta y seguridad en Bagdad por 10.000 libras al mes libres de impuestos.



Paul Laverty, guionista de 'Route Irish', cuenta que "el negocio relacionado con la guerra está siendo privatizado de forma lenta y deliberada ante nuestros ojos. Patrick Cockburn, un reconocido analista, estimaba que hubo aproximadamente 160.000 contratistas extranjeros -también llamados 'guerreros empresariales', 'asesores de seguridad' o simplemente 'mercenarios', que es como les llaman los iraquíes- en Iraq en el momento culminante de la ocupación, muchos de los cuales -quizá unos 50.000- eran personal de seguridad fuertemente armado. El curso de la guerra, y la ocupación subsiguiente, habría sido imposible sin la aportación de esas fuerzas. Gracias a Paul Bremer, designado por Estados Unidos director de la Autoridad Provisional de la Coalición, todos y cada uno de los contratistas gozaron de inmunidad ante las leyes iraquíes en virtud de la Orden 17, que fue impuesta al nuevo Parlamento iraquí y que estuvo en vigor desde 2003 hasta comienzos de 2009".

Paul Laverty, guionista de 'Route Irish'
Según Laverty, "no hay nadie interesado en contar a cuántos civiles iraquíes han matado o herido los contratistas privados, pero hay una serie de datos que sugieren que hubo un abuso generalizado. La matanza de diecisiete civiles en medio de Bagdad por parte de Blackwater fue el incidente más notorio, pero se produjeron muchos más de los que no se informó. Un contratista veterano me confió que un sudafricano le había dicho que matar a un iraquí era como 'matar a un infiel'. Otros contratistas más serios, orgullosos de su profesionalidad, me dijeron cuánto les asqueaba la violencia de los 'cowboys'. Si un contratista se veía involucrado en un incidente que hubiera causado un escándalo, su empresa se los llevaba rápidamente del país: impunidad por decreto".

En esta cinta también se puede ver que "mientras los contratistas más modestos se jugaban la vida en la Route Irish, los directores generales de esas mismas empresas se enriquecían". Y añade que "David Lesar, director general de Halliburton -de la que Dick Cheney fue consejero delegado-, ganó casi 43 millones de dólares en 2004; Gene Ray, de Titan, más de 47 millones entre 2004 y 2005, y J. P. London, de CADI, 22 millones. La clave está en los detalles. Los contratistas privados cobraban al Ejército estadounidense hasta cien dólares por la colada de un solo soldado".

"Como me dijo un contratista, 'aquel sitio apestaba a dinero'. No es sorprendente que muchos soldados mal pagados y miembros de las Fuerzas Especiales se incorporaran a esas corporaciones militares privadas, porque en ello veían la oportunidad de su vida para forrarse", afirma. 

Frankie -John Bishop-
"Pero esos hombres no sólo se forraban de dinero sino que se iban cargando de muchas cosas más. Ahora ya nos hemos acostumbrado a ver imágenes de matanzas, 'allí'. La revista 'The Lancet' hace una estimación de 654.965 muertos hasta junio de 2006 que es casi imposible asimilar. Ahora todo eso parece lejano en el tiempo y el espacio. Se nos dice que nos está afectando el síndrome de la 'fatiga iraquí'. Pero ese 'allí' vuelve a casa, porque Iraq está en el interior de las mentes de 'nuestros chicos'. Me quedé atónito cuando me enteré, a través de la ONG Combat Stress que trabaja con ex-soldados que sufren trastorno de estrés postraumático, de que esta dolencia tarda en manifestarse un promedio de 17 años. Esta organización, así como en el propio Ejército de Estados Unidos, se está preparando para un aumento considerable de casos en los próximos años", concluye Laverty.

La Orden 17 ya se ha revocado en Iraq.

Se estrena hoy.

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